El dolor en el psoas ilíaco es un lesión común de deportistas pero que también se da con frecuencia en la población general debido a factores como la sobrecarga o su acortamiento. Esto se incrementa por cuestiones biomecánicas, constitucionales y posturales. En POR UNA VIDA ACTIVA vamos a conocer las causas más frecuentes de dolor del músculo psoas ilíaco, así como algunas pautas y tratamiento adecuado.
¿Qué es el psoas ilíaco?
El psoas ilíaco también se conoce como iliopsoas porque está formado por el músculo iliaco y el músculo psoas.
El músculo psoas está situado en la cavidad abdominal justo detrás de los órganos internos y delante del hueso del pubis. Su origen está en la columna vertebral, concretamente en la última vértebra dorsal y en las vértebras lumbares. El músculo psoas se subdivide en psoas mayor y psoas menor.
El músculo iliaco se origina en la parte interna del hueso sacro e ilion. Es un músculo de forma plana y triangular.
Ambos músculos, el psoas y el iliaco, se insertan en el trocánter menor del fémur mediante un tendón. Como ambos músculos utilizan el mismo tendón para su inserción en el hueso se les llama músculo psoas ilíaco o iliopsoas. Sin embargo, una gran diferencia entre ambos es que el músculo psoas tiene actividad sobre la columna vertebral (concretamente en la zona lumbar) mientras que el iliaco no.
Este es el motivo principal de que se relacione el músculo psoas con la lumbalgia u otras dolencias de la zona lumbar, así como con lesiones y dolor en la ingle o en la cadera.
¿Qué funciones y movimientos realiza el psoas ilíaco?
Los músculos psoas e ilíaco conectan dos grandes partes del cuerpo ya que unen el torso con la cadera y las extremidades inferiores.
El músculo psoas actúa como flexor de la cadera y abductor. También es uno de los músculos implicados en la rotación, en estabilizar la cadera y en que podamos mantener la postura erguida tanto de pie como en la marcha (al caminar o correr).
Lesiones frecuentes del músculo psoas
La tendinitis del psoas iliaco o psoítis es un síndrome frecuente. Ocurre porque las fibras musculares pasan justo por encima del hueso del pubis y, por la anatomía de la pelvis, puede darse una fricción o roce constante entre ellos. Como consecuencia, se origina una inflamación que causa dolor en la zona de la cadera. Esto puede afectar al movimiento y a la realización de actividades tanto cotidianas como deportivas.
Las tendinopatías pueden afectar a personas jóvenes, especialmente a atletas como consecuencia de una sobrecarga. Aunque el dolor de cadera es más frecuente en personas de edad avanzada.
Hay ejercicios que presentan mayor predisposición a ocasionar dolor de psoas. Esto se manifiesta en la parte delantera de la cadera y, en ocasiones, se puede irradiar hacia el muslo o la rodilla.
Un ejemplo es el ciclismo por el sobreuso de los músculos y el flexor de cadera al pedalear en la bici. También es frecuente en corredores tanto profesionales como amateur.
Otros deportistas como los bailarines o los jugadores de fútbol pueden verse afectados por una excesiva presión sobre la cadera que origine sobrecara de los músculos flexores. Incluso el yoga o el pilates pueden propiciar lesiones de psoas si no se practican con la técnica y los estiramientos adecuados.
También puede darse en personas sedentarias por acortamiento del psoas. Normalmente en personas que pasan muchas horas sentadas como conductores u oficinistas. Otras causas frecuentes son las malas posturas o el uso de un calzado inadecuado.
Esta lesión puede hacerse crónica y ocasionar dolor también en reposo.
Síntomas de la tendinitis del psoas
La tendinitis del psoas puede manifestarse en diferentes zonas y originar dolor en la ingle, la cadera y la espalda. Esto se debe a que se origina e inserta en diferentes zonas del cuerpo y, a su vez, atraviesa la cadera.
En la espalda provoca dolor de espalda baja o lumbalgia y se origina como consecuencia de su origen en las vértebras de la zona lumbar.
Cuando la tensión en el psoas es excesiva puede afectar a la espalda baja incrementando la contracción o curvatura de la zona. Como consecuencia, puede aparecer hiperlordosis y lumbalgia.
En la cadera afecta a la parte delantera, aunque el dolor más característico es en la ingle justo en su punto de inserción.
Otras causas de dolor de cadera.
La zona de la cadera se ve afectada por otras lesiones o enfermedades que podrían confundirse con afecciones del psoas.
Un ejemplo es el pinzamiento de los músculos de la zona o problemas inflamatorios como la bursitis. También habría que descartar osteoartritis, hernia de disco, comprensión de un nervio y enfermedades de los órganos internos como la apendicitis, diverticulitis o la prostatitis.
Diagnósticos de la tendinitis del psoas.
Para el diagnóstico y estudio de la tendinitis del psoas, los médicos especialistas y fisioterapeutas realizan una exploración física.
Mediante la palpación de la zona, se valora el dolor en la zona de la ingle y la amplitud de movimientos. En caso de tendinitis, el rango de amplitud de la articulación está muy limitado. Especialmente, en los movimiento de flexión.
En cuanto a las posturas más molestas, es muy característico que el psoas presente dolor al estar de pie o al levantarse cuando se está sentado. También al incorporarse cuando se está tumbado boca arriba con las piernas estiradas y apoyadas.
Sin embargo, el dolor desaparece al estar tumbado boca arriba con los pies apoyados (con las rodillas flexionadas) o en posición fetal. Esto se debe a que, en estas posturas, las caderas están flexionadas.
Las pruebas de imagen, como la ecografía o la resonancia magnética ayudan a determinar la magnitud del daño y a hacer un diagnóstico diferencial para descartar otras lesiones.
Tratamiento de la tendinitis del psoas.
Si tenemos dolor de psoas, la primera medida es interrumpir temporalmente la práctica deportiva y hacer reposo hasta la recuperación.
Los medicamentos para la tendinitis del psoas van enfocados a la reducción del dolor y de la inflamación. Es por ello por lo que los médicos prescriben antiinflamatorios y analgésicos. Los corticoides pueden estar indicados en los caso más graves y persistentes.
Fisioterapia para las afecciones o dolor de psoas.
Como en cualquier otra lesión muscular o articular, la fisioterapia juega un papel clave en la rehabilitación.
Para ello, los fisioterapéuticas emplean diferentes técnicas que buscan el alivio de dolor, reducir la inflamación y acelerar la recuperación.
Algunos ejemplos de estas técnicas son:
- Ultrasonidos.
- Crioterapia.
- Técnicas de relajación.
- Estiramientos.
- Manipulaciones articulares.
- Ejercicios moderados.
- Educación postural.
¿Cuánto tarda en curarse el dolor de psoas?
El tiempo para la recuperación de las lesiones de psoas varía de una persona a otra.
El factor más importante es haber comenzado un tratamiento que incluya reposo, medicación (en los casos necesarios) y ejercicios de fisioterapia y rehabilitación. En este caso, la recuperación podría darse en 6 u 8 semanas.
Cuando no se han llevado a cabo estas medidas, la recuperación podría retrasarse. Si se sigue sometiendo a mucho estrés a los músculos afectados, las lesiones podrían hacerse crónicas y, por tanto, complicarse su tratamiento.
Una vez el dolor de psoas haya disminuido y desaparecido, se puede ir volviendo a la práctica normal de la actividad tanto cotidiana como deportiva. Es muy importante que esto se haga de manera progresiva y siguiendo un programa de ejercicios pautado por un profesional.
Este programa de ejercicios debe incluir:
- Ejercicios de calentamiento.
- Ejercicios de fuerza.
- Ejercicios de resistencia.
- Ejercicios de estiramiento.
Otros consejos para prevenir y aliviar el dolor de psoas:
- Respeta las horas de descanso.
Es muy importante que respetes las horas de sueño y el tiempo de descanso entre entrenamientos. De lo contrario, tu sistema nervioso, muscular y óseo podría verse sometido a un estrés que propiciara la aparición de lesiones en el psoas.
- Mantén una dieta adecuada.
Una mala alimentación altera el correcto funcionamiento de tus órganos y del sistema musculoesquelético. Asegúrate de que tu dieta te proporciona la energía necesaria y que es equilibrada tanto en macro como en micronutrientes.
- Cuida tu postura corporal:
Tanto al estar de pie, como sentado o en movimiento debes tener una correcta higiene postural para evitar dolor, lesión, contractura u otras molestias.
- Realiza ejercicio físico a diario para cuidar tu salud:
Si no sueles practicar deporte puedes llevar una vida activa con hábitos sencillos como subir escaleras o caminar para ir al trabajo.
- Programa tus entrenamiento:
Un entrenamiento bien organizado evita sobrecargas Este debe incluir el calentamiento y el estiramiento de la musculatura como parte de las rutinas.
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