Los pies son una parte de nuestro cuerpo a la que solemos dedicar menos atención de la necesaria. Sin embargo, constituyen una estructura esencial en nuestro organismo, ya que soportan todo el peso corporal y permiten el desplazamiento y el movimiento.
Generalmente, solo nos acordamos de los pies cuando nos envían señales de que “algo no va bien”. Por ejemplo, cuando sufrimos dolores o molestias que interfieren en las actividades de nuestro día a día.
En este post descubrirás cómo aliviar el dolor de pies, cuáles son las causas más frecuentes de este tipo de dolencias y cómo prevenirlas, a través de consejos prácticos y buenos hábitos para el cuidado diario de los pies.
Causas más comunes de dolor en el pie
Las causas del dolor en los pies pueden ser muy diversas y estar relacionadas con procesos fisiológicos, como el propio envejecimiento. Pero también pueden asociarse a algunas patologías, como la diabetes o enfermedades reumáticas como la gota, la artritis y la artrosis.
Otras posibles causas pueden ser las fracturas óseas, los esguinces, los juanetes, las callosidades, los pies planos o cavos, la fascitis plantar, la metatarsalgia, los dedos en garra o martillo o las tendinitis. Pero también el cansancio muscular e incluso las verrugas plantares.
Entre todas las causas de dolor de pies que acabamos de citar, vamos a profundizar en las más comunes:
Metatarsalgia
La metatarsalgia no es una enfermedad, sino un síntoma. Se refiere al dolor y la inflamación en la parte anterior de la planta del pie, concretamente en la base de los huesos metatarsianos que conectan con los dedos. En esta zona, conocida comúnmente como la «almohadilla» del pie, muchas personas experimentan dolores y los suelen describir como la «sensación de tener una piedra en el zapato».
Las causas pueden ser muy variadas: desde la propia morfología del pie, la biomecánica, el exceso de peso o incluso saltar repetitivamente cargando la zona anterior del pie.
Fascitis Plantar
La fascitis plantar es una de las causas más frecuentes de dolor en el talón. Esta condición se produce cuando la fascia plantar, una banda gruesa de tejido que recorre la parte inferior del pie, se inflama. Generalmente, el dolor es más intenso por la mañana o después de periodos de inactividad.
El calzado inadecuado, excesivamente plano (como algunas sandalias, chanclas o bailarinas), el sobrepeso, las alteraciones de la pisada, más comunes en las personas que tienen pies cavos o planos, y ciertas actividades deportivas que ejercen mucha presión sobre el talón, como la danza aeróbica o las carreras de larga distancia, pueden relacionarse con la aparición de esta afección.
Espolón calcáneo
El espolón calcáneo es un crecimiento óseo que se desarrolla en el talón, generalmente como consecuencia de la fascitis plantar. Aunque el espolón en sí no siempre causa dolor, la inflamación y la irritación en los tejidos adyacentes pueden provocar molestias significativas.
Los estudios de la pisada y el uso de plantillas tienen un importante papel en el tratamiento y la prevención de esta condición.
Juanetes
El juanete (o hallux valgus) es una desviación del dedo gordo del pie (primer dedo) hacia el resto de los dedos por la prominencia de la cabeza del primer metatarsiano (hueso que continúa las falanges del dedo) y la angulación inadecuada de la articulación, llegando a provocar la superposición del primer y segundo dedo.
Es más frecuente en mujeres de edad avanzada y se asocia a deformaciones de los dedos producidas por el uso de calzado inadecuado (por ejemplo, zapatos de punta estrecha), pero también puede tener antecedentes genéticos, sobre todo si aparece ya en la adolescencia.
Este trastorno suele acompañarse de inflamación y dolor continuo en la zona, que empeora al caminar y mejora con el reposo y calor local.
Esguince de tobillo
El esguince de tobillo es una lesión común en esta parte del pie y se suele producir cuando el tobillo se tuerce hacia adentro (esguince por inversión). Con esta lesión, los ligamentos que dan soporte a los tobillos se pueden llegar a desgarrar e incluso romper, provocando hinchazón, inflamación o hematoma alrededor del mismo.
Una lesión por esguince de tobillo puede implicar desde unas semanas hasta varios meses para su total recuperación.
Cómo aliviar el dolor de pies
El cuidado diario de los pies y los hábitos saludables son la mejor estrategia para prevenir los dolores de pies. No obstante, es importante saber cómo aliviar el dolor de pies, cuando este ya ha aparecido. Para ello, existen tratamientos y consejos que pueden ayudar a mitigar las molestias y reducir el dolor.
Hacer ejercicios, estiramientos y masajes
La tensión y la rigidez en los tendones, ligamentos y músculos pueden acabar provocando dolores en el pie. Por ello, realizar estiramientos para mejorar la flexibilidad de todas estas estructuras del pie es una buena estrategia para prevenir la aparición de dolor. Algunos de estos ejercicios y estiramientos se realizan sentados en el suelo, pero también de pie, con la ayuda de una silla como elemento de apoyo.
Por otro lado, los automasajes con cremas para pies cansados y pelotas sensoriales suelen ser muy beneficiosos.
Aplicar frío o calor
La crioterapia y la termoterapia también pueden ser remedios útiles para tratar los dolores de pies, seleccionando la aplicación de frío o calor en función del origen de la dolencia.
La aplicación de hielo puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor, especialmente después de una actividad física. El calor, por su parte, contribuye a reducir la tensión muscular y a mejorar la circulación.
Fisioterapia
La fisioterapia puede ser efectiva para tratar diversas causas del dolor de pies. Un programa de ejercicios personalizados para mejorar la flexibilidad, fuerza y movilidad de los pies, entre los que se incluyan ejercicios de propiocepción, equilibrio, coordinación, estabilidad y fortalecimiento de la musculatura de los pies, contribuirá a la recuperación de lesiones y a mitigar el dolor.
Uso de órtesis
En caso de deformidades en los dedos o alteraciones en los pies, es recomendable el uso de órtesis. Estas pueden ser plantillas para los zapatos, almohadillas o separadores.
Las plantillas ortopédicas pueden proporcionar un soporte adicional y corregir problemas de alineación que contribuyen al dolor de pies.
También puede resultar interesante realizar un estudio biomecánico por parte de un podólogo especializado, en caso de sospechar de una mala pisada. De ser así, se pautan unas plantillas para compensar el apoyo plantar y ayudar a prevenir la aparición de dolor de pies.
Consejos para prevenir el dolor de pies
Ya hemos descubierto cómo aliviar el dolor de pies con las medidas citadas anteriormente, pero no debemos olvidarnos de la prevención. Seguir algunos remedios y buenos hábitos en nuestro día a día para el cuidado diario de los pies, como veremos a continuación, es fundamental para evitar la aparición de dolor, lesiones o enfermedades en esta parte del cuerpo.
Mantener un estilo de vida saludable y un peso adecuado
puede ayudar a prevenir dolencias en los pies. El sobrepeso y la obesidad provocan que las articulaciones y los tejidos de los miembros inferiores se sobrecarguen y que tengan que soportar una cantidad de peso para la que no están diseñados. Este es uno de los principales factores de riesgo para el dolor de pies.
El sedentarismo y el tabaquismo, sobre todo por su impacto en la circulación, también afectan negativamente a la salud de los pies y pueden acabar causando molestias y dolor.
Utilizar un calzado adecuado
Tal como hemos visto anteriormente, algunas de las causas del dolor de pies (como la fascitis plantar o los juanetes) pueden estar relacionadas con el uso de calzado inadecuado.
Además, usar zapatos poco ergonómicos y que provoquen una excesiva compresión puede provocar callosidades, rozaduras y lesiones en la piel, que pueden llegar a ser dolorosas, así como producir fragilidad de las uñas, que pueden llegar a romperse y/o caerse.
Por todo ello, es importante usar un calzado cómodo y que respete la fisiología de los pies. Es decir, que se ajuste adecuadamente, que tenga un buen arco de soporte y amortiguación y que cuente con suficiente espacio alrededor del pie y los dedos.
Es aconsejable evitar los zapatos estrechos y los tacones altos, así como también los excesivamente planos como las chanclas o las bailarinas.
También se recomienda alternar el calzado para que pueda ventilarse y prevenir problemas como el mal olor de pies.
Cuidar las uñas y la piel de los pies
Mantener las uñas cortas y limar las callosidades puede prevenir problemas de dolor en los pies. Hidratar la piel de los pies mediante la aplicación diaria de cremas específicas también es importante para evitar la sequedad y la aparición de grietas.
Evitar permanecer de pie durante largos períodos de tiempo
Estar de pie durante muchas horas puede provocar fatiga en las extremidades, aunque, a veces, resulta inevitable por cuestiones laborales.
En estos casos, es recomendable realizar baños de pies con sales relajantes al final del día y aplicar cremas para pies cansados. Estos remedios también pueden ser muy útiles para relajar y descansar los pies después de haber realizado largas caminatas.
Siempre que sea posible, es importante realizar descansos, sentarse en una silla y elevar las piernas cada cierto tiempo.
Cuándo acudir al especialista
Saber cómo aliviar el dolor de pies y prevenir complicaciones a través de las medidas y consejos que hemos visto en este post puede ser muy útil. Sin embargo, siempre es recomendable acudir a un profesional sanitario (médico, podólogo o farmacéutico-ortopeda) para que determine el origen del dolor y paute el tratamiento más adecuado en cada caso.
Especialmente, cuando el dolor aparece de forma súbita e intensa y va acompañado de otros síntomas como sangrado, hematoma, enrojecimiento, inflamación de la articulación, úlceras, fiebre o incapacidad para apoyar el pie sobre el suelo.
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