Dolor de espalda: causas, tipos y tratamiento

El dolor de espalda es una de las consultas más frecuentes tanto en visitas de atención primaria como en...
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El dolor de espalda es una de las consultas más frecuentes tanto en visitas de atención primaria como en fisioterapia. Afecta a millones de personas en todo el mundo y, aunque suele ser un problema benigno, puede llegar a limitar seriamente la calidad de vida si no se aborda de forma correcta. En este artículo de POR UNA VIDA ACTIVA vamos a repasar qué provoca el dolor de espalda, cuáles son sus principales causas, los tipos más frecuentes de lesiones asociadas y los enfoques de tratamiento más efectivos.

dolor de espalda

 

¿Por qué es tan frecuente el dolor de espalda?

La espalda es una estructura compleja formada por la columna vertebral, los músculos, los ligamentos, los discos intervertebrales y las articulaciones que conectan las distintas vértebras. Además, protege la médula espinal y sostiene la caja torácica y zona del pecho.

Músculos de la espalda

Esta complejidad hace que existan múltiples factores que pueden desencadenar dolor: desde un simple esguince o una distensión muscular, hasta patologías más serias como una hernia de disco, una fractura vertebral o una espondilitis anquilosante.

Además, el estilo de vida actual no ayuda. El trabajo sedentario, las largas horas frente al ordenador, el sobrepeso, el estrés y la falta de ejercicio son elementos que aumentan el riesgo de sufrir molestias en la espalda.

 

Principales causas del dolor de espalda

Existen muchas causas que pueden originar un episodio de dolor de espalda. A continuación, repasamos las más comunes organizadas según su origen.

Sobrecarga muscular, contracturas y distensiones

Las distensiones musculares, las sobrecargas y las contracturas suelen ser la causa más habitual del dolor agudo. Aparecen por malas posturas, esfuerzo excesivo, peso mal levantado o falta de tono en la musculatura estabilizadora.

Este tipo de dolor suele ser localizado y empeora con el movimiento, aunque mejora con reposo, la aplicación de calor local y con la práctica de ejercicios de recuperación. Los ligamentos también pueden verse afectados dando lugar a esguinces vertebrales, especialmente en movimientos forzados o traumatismos.

Hernia de disco

La hernia de disco se produce cuando el núcleo pulposo del disco intervertebral se desplaza fuera de su sitio, comprimiendo un nervio. Es una causa frecuente de dolor de espalda con irradiación hacia las extremidades (como la ciática).

Suele localizarse en la parte baja de la espalda (lumbares) o en el cuello, y puede provocar debilidad, hormigueo o entumecimiento. La resonancia magnética es la prueba clave para confirmar el diagnóstico y valorar el grado de afectación.

Estenosis del canal medular

La estenosis espinal aparece cuando el canal por el que pasa la médula se estrecha, provocando compresión nerviosa. Es frecuente en personas mayores y puede afectar a la zona lumbar o cervical.

Los síntomas incluyen dolor de espalda, debilidad en las piernas, pérdida de sensibilidad o dificultad al caminar. La estenosis suele deberse a degeneración de los discos, engrosamiento de los ligamentos y artrosis de las articulaciones vertebrales.

Fractura vertebral

Una fractura de vértebras puede producirse por un golpe directo, una caída o una fragilidad ósea previa. El dolor es agudo y localizado, e impide el movimiento. La fractura vertebral es especialmente común en personas mayores con osteoporosis o tras un accidente.

Espondilitis anquilosante

La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las vértebras y las articulaciones sacroilíacas. Provoca rigidez matutina, dolor progresivo y pérdida de movilidad. Requiere un tratamiento multidisciplinar que incluya medicación, fisioterapia y control del ejercicio.

relajacion muscular

 

Tipos de dolor de espalda según su localización o zona afectada

Dolor lumbar o lumbalgia

El dolor lumbar o lumbalgia afecta a la zona baja de la espalda. También se conoce como dolor en la zona baja de la espalda.

Es el tipo de dolor de espalda más común, especialmente en personas con trabajo sedentario, debilidad muscular o sobrepeso. También puede estar causada por contracturas, alteraciones del disco, estenosis, artrosis o malas posturas repetidas.

Dolor dorsal o dorsalgia

Aparece en la parte media de la columna vertebral, en la zona de las costillas y el pecho. Aunque menos frecuente, es muy limitante. Suele estar asociada a escoliosis, alteraciones posturales o compresión del nervio intercostal.

Dolor cervical o cervicalgia

El dolor cervical (también llamado cervicalgia) afecta a la parte alta de la espalda, el cuello y a menudo se irradia hacia los hombros o los brazos. Puede deberse a tensiones musculares, hernia discal cervical o problemas en la alineación de la columna vertebral.

 

Factores que aumentan el riesgo de sufrir dolor de espalda

Algunos factores que aumentan el riesgo de sufrir dolor de espalda son:

  • Estilo de vida sedentario
  • Estrés crónico
  • Falta de ejercicio
  • Alteraciones de la postura
  • Trabajo físico repetitivo o exigente
  • Sobrepeso
  • Envejecimiento de los tejidos
  • Baja capacidad funcional o mal control motor

Estos factores no solo aumentan el riesgo de aparición del dolor, sino que también dificultan su recuperación si no se abordan a tiempo.

La prevención pasa por mantener una buena salud postural, realizar ejercicio regularmente, fortalecer los músculos del core y cuidar la ergonomía en el lugar de trabajo.

Estilo de vida sedentario

 

¿Cuándo consultar al médico por dolor de espalda?

Aunque la mayoría de los episodios de dolor de espalda se resuelven por sí solos, debes acudir al médico si:

  • El dolor es muy intenso o incapacitante.
  • Hay pérdida de fuerza o sensibilidad.
  • El dolor se mantiene por más de dos semanas.
  • Aparecen síntomas de compresión de un nervio.
  • Existen antecedentes de fractura o traumatismo.

Importancia del diagnóstico médico y los estudios por imagen

Cuando el dolor de espalda es persistente o se acompaña de signos de alarma, es fundamental acudir al médico. Este valorará la necesidad de realizar estudios de imagen, como la resonancia magnética, que permite observar con detalle los tejidos blandos, los discos, las vértebras y los posibles atrapamientos de nervio.

Un diagnóstico preciso ayuda a establecer el tratamiento más adecuado y adaptado al nivel de afectación y a la causa concreta de la lesión.

 

Tratamiento del dolor de espalda

El tratamiento del dolor de espalda depende de la causa concreta. Entre las opciones más habituales están:

  • Reposo relativo en fases agudas.
  • Aplicación de calor o frío.
  • Ejercicio terapéutico controlado.
  • Fisioterapia específica.
  • Analgésicos o antiinflamatorios pautados por el médico.
  • Control de peso y corrección de la postura.
  • Técnicas manuales y de movilización.
  • Infiltraciones o cirugía en casos graves.

Un plan de tratamiento individualizado siempre es la mejor opción para recuperar la funcionalidad y prevenir recaídas de dolor de espalda.

 

Ejercicio y fisioterapia: dos pilares para aliviar el dolor de espalda

El abordaje activo del dolor de espalda es esencial para su recuperación y prevención. Tanto la fisioterapia como el ejercicio terapéutico ofrecen herramientas eficaces para reducir el dolor, mejorar la movilidad y evitar recaídas.

La fisioterapia incluye técnicas como estiramientos específicos, ejercicios de fortalecimiento, control postural y reeducación del movimiento. Estos tratamientos permiten:

  • Disminuir el dolor de espalda.
  • Recuperar la movilidad de la columna vertebral.
  • Reforzar la musculatura profunda y estabilizadora.
  • Corregir disfunciones posturales.
  • Prevenir nuevas lesiones.

Su eficacia está ampliamente respaldada por estudios en casos de lumbalgia, hernia de disco o contracturas musculares crónicas.

Además, integrar actividad física regular adaptada al nivel y condición de cada persona potencia aún más los beneficios de la fisioterapia. Existen varias disciplinas que trabajan el fortalecimiento de la espalda, cuidan la postura y alivian las molestias sin generar impacto:

  • Pilates: ya sea en casa o en el gimnasio, es una excelente opción para incidir en la musculatura de la espalda de forma global y funcional.
  • Trabajo de core: si tu objetivo es reforzar los músculos que estabilizan la zona media, incorpora ejercicios como GAP (glúteos, abdomen, piernas).
  • Natación: considerada una de las mejores actividades para la columna, permite moverse sin carga, con un efecto relajante gracias al entorno acuático.
  • Caminar: una opción accesible y eficaz que mantiene la movilidad y favorece la circulación sin riesgos añadidos.

En definitiva, combinar fisioterapia y ejercicio pautado de forma coherente es una estrategia segura y efectiva para cuidar tu espalda, reducir el dolor y recuperar la calidad de vida.

 

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Sobre el autor: Carmen Bauzá

Farmacéutica especializada en formación y comunicación en Industria Farmacéutica: salud, belleza y autocuidado.
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