El cuerpo humano tiene una gran capacidad de adaptación, pero cuando se le exige más de lo que puede tolerar, genera respuestas como la contractura muscular. Esta condición es una de las más comunes en fisioterapia, tanto en deportistas como en personas sedentarias. En este artículo de POR UNA VIDA ACTIVA te explicamos qué es la contractura muscular, las principales causas y cuáles son las mejores medidas de tratamiento y prevención.
¿Qué es una contractura muscular?
Una contractura muscular es una contracción involuntaria, persistente y dolorosa de un músculo o parte de él. A diferencia de un calambre, que es breve y momentáneo, la contractura se mantiene durante horas o incluso días, provocando molestias constantes. El principal problema no es únicamente el dolor, sino la alteración en la movilidad funcional de la zona afectada, lo cual es limitante para muchas de las actividades cotidianas ya que reduce el rendimiento físico global del cuerpo.
Este tipo de lesión puede afectar a cualquier parte del cuerpo, aunque con mayor frecuencia se localiza en áreas como el cuello, la espalda alta (zona interescapular), la región lumbar y la intercostal. En todos los casos, la contractura muscular produce una sensación de rigidez y limitación que varía en intensidad según el grado de afectación.
Además, es importante destacar que, aunque a veces puede parecer una dolencia leve, una contractura mal tratada puede derivar en otras complicaciones musculares si no se actúa a tiempo. Por ello, es fundamental entender su origen, evolución y cómo afecta a los tejidos que rodean la musculatura implicada.
Contracción sostenida de las fibras musculares
Desde el punto de vista fisiológico, la contractura muscular se produce por una contracción mantenida de las fibras musculares que no consiguen relajarse de forma adecuada. Este fenómeno provoca una interrupción en el flujo sanguíneo local, lo que reduce el aporte de oxígeno y nutrientes esenciales a los tejidos afectados y dificulta la eliminación de los residuos metabólicos. La acumulación de estos metabolitos en el músculo contracturado favorece la inflamación del área, incrementando aún más el dolor y la rigidez.
Además, al mantenerse en un estado continuo de tensión, el músculo pierde parte de su elasticidad natural y compromete el correcto funcionamiento de la articulación o estructura cercana. Esto explica por qué una contractura muscular puede provocar dolor referido en zonas adyacentes y afectar al patrón de movimiento del resto del cuerpo, provocando compensaciones y aumentando el riesgo de otras lesiones musculares o articulares.
Este tipo de contracción sostenida también altera la respuesta de las fibras musculares ante el esfuerzo. Al no poder relajarse correctamente, el músculo no se recupera de manera eficiente tras el ejercicio, generando fatiga precoz, pérdida de fuerza y una mayor probabilidad de recaída.
Causas de una contractura muscular
Las causas de una contractura muscular pueden ser muy variadas. No siempre tienen que ver con el deporte o el esfuerzo físico. De hecho, muchas veces aparecen en personas con poca actividad física. Estas son las principales:
Esfuerzos excesivos o mal controlados
Realizar una actividad con demasiada intensidad, o de forma incorrecta, puede provocar una sobrecarga muscular. Este esfuerzo continuado hace que el músculo entre en fatiga y active un mecanismo de protección que deriva en contractura.
Falta de calentamiento o estiramientos
Iniciar una actividad sin un buen calentamiento previo o sin hacer estiramientos adecuados aumenta el riesgo de lesión. El músculo no está preparado para el movimiento y responde con una contracción excesiva.
Estrés y tensión emocional
El estrés crónico está entre las principales causas ya que produce tensión muscular, especialmente en zonas como el cuello o la espalda. Con el tiempo, esta tensión mantenida puede convertirse en contractura.
Mala postura
Trabajar muchas horas en la misma posición, especialmente si es incorrecta, altera el equilibrio muscular. Esto provoca sobrecargas en una zona concreta y acaba provocando rigidez y contractura muscular.
Lesiones previas y compensaciones
Cuando existe una lesión o debilidad en una zona, otras partes del cuerpo intentan compensar ese déficit, produciendo una sobrecarga y favoreciendo la aparición de contracturas.
Síntomas de una contractura muscular
Reconocer los síntomas de una contractura muscular es clave para actuar a tiempo y evitar que el problema se cronifique.
- Dolor localizado y constante en una zona concreta.
- Rigidez al moverse o al intentar estirar el músculo.
- Sensación de tensión o nudo muscular.
- Disminución del rango de movimiento.
- Palpación de un punto duro o con inflamación.
A veces, también pueden aparecer calambres o sensación de debilidad en la zona afectada.
Tratamiento de la contractura muscular
El tratamiento de una contractura muscular debe adaptarse a la causa, la localización y el grado de afectación. Estas son las herramientas más utilizadas:
Fisioterapia manual y terapias complementarias
Masaje descontracturante, punciones secas, terapia miofascial o electroterapia son técnicas habituales en consulta de fisioterapia. Todas ellas tienen como objetivo relajar las fibras musculares y mejorar la función de la zona.
Aunque muchas contracturas se resuelven con reposo relativo, calor local y automasaje, hay situaciones en las que se recomienda acudir a un profesional:
- Cuando el dolor no mejora en 48-72 horas.
- Si en el área hay inflamación o hay limitación importante del movimiento.
- Si has tenido una lesión reciente o estás en fase de entrenamiento.
Un buen diagnóstico por parte de tu fisioterapeuta te puede ayudar a recuperarte antes y a evitar recaídas.
Calor local y descanso activo
Aplicar calor favorece la relajación muscular. Junto con el reposo relativo y movimientos suaves, se reduce la tensión y se estimula la circulación.
Ejercicio terapéutico y movilidad progresiva
Recuperar el movimiento sin dolor es esencial. La fisioterapia te enseña ejercicios de flexibilidad, control motor y fortalecimiento para devolver las funciones al músculo.
Estiramientos guiados
Los estiramientos suaves ayudan a devolver la longitud normal al músculo afectado. Siempre deben hacerse bajo supervisión profesional para evitar nuevas lesiones.
Prevención y hábitos saludables
Evitar una contractura muscular no siempre es posible, pero adoptar ciertos hábitos reduce el riesgo significativamente.
Mejora tu higiene postural
Evita mantener la misma posición durante mucho tiempo y revisa la postura de tu columna vertebral cuando te sientes, duermas o cargues peso.
Programa de ejercicio adaptado
La actividad física regular mejora el riego sanguíneo, la resistencia muscular y la coordinación. No hace falta que seas de los atletas más entrenados: caminar, nadar o hacer yoga también cuenta.
Aprende cómo prevenir las contracturas
El mejor consejo es conocer tu cuerpo, respetar los tiempos de esfuerzo, descansar adecuadamente y cuidar el calentamiento antes de cualquier actividad.
Preguntas frecuentes sobre la contractura muscular y sus causas
¿Una contractura muscular es una lesión grave?
No necesariamente. En la mayoría de casos, la contractura muscular es un problema leve que mejora con el tratamiento adecuado. Sin embargo, si no se realiza un buen tratamiento y fisioterapia en los casos necesarios, puede convertirse en una contractura muscular crónica o dar lugar a lesiones más complejas.
¿Cuánto tarda en curarse una contractura?
Depende del área afectada, el grado, las causas y la respuesta del paciente. Puede durar desde unos pocos días hasta varias semanas.
¿Puedo seguir entrenando si tengo una contractura?
No es recomendable. Es mejor adaptar la intensidad del entrenamiento o hacer solo movimientos suaves y evitar el impacto para no agravar la lesión.
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