¿Se puede andar con el ligamento cruzado roto?

La rotura del ligamento cruzado es una de las lesiones más comunes en la rodilla, especialmente en personas activas...
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La rotura del ligamento cruzado es una de las lesiones más comunes en la rodilla, especialmente en personas activas o deportistas. Si te preguntas si se puede andar con el ligamento cruzado roto, la respuesta depende de varios factores, como la gravedad de la lesión, tu nivel de actividad física y el tratamiento que sigas.

En este artículo de POR UNA VIDA ACTIVA te explicamos todo lo que necesitas saber para entender qué sucede en tu rodilla tras la rotura del ligamento cruzado, en qué consiste la rehabilitación y cómo acelerar tu recuperación.

 

 

¿Qué es el ligamento cruzado y por qué es importante?

El ligamento cruzado anterior y el ligamento cruzado posterior son estructuras fundamentales en la estabilidad de la rodilla. Ambos ligamentos conectan el fémur con la tibia y controlan el movimiento hacia adelante, hacia atrás y la rotación de la articulación. Una lesión o rotura en alguno de ellos compromete la estabilidad y provoca dolor, limitación en el movimiento y sensación de inestabilidad.

 

Anatomía de la rodilla

La rodilla es una de las articulaciones más complejas y que soporta mayor tensión del cuerpo. Su funcionamiento adecuado depende de un sistema de ligamentos, huesos, cartílagos y músculos que trabajan en conjunto. Dentro de esta articulación, los ligamentos cruzados desempeñan un papel clave al aportar estabilidad y control en los movimientos.

Los ligamentos cruzados se encuentran en el interior de la rodilla y son dos:

  • Ligamento cruzado anterior (LCA): El ligamento cruzado anterior se sitúa en la parte central de la rodilla y conecta la parte posterior del fémur con la parte anterior de la tibia. Su función principal es controlar el desplazamiento hacia adelante de la tibia respecto al fémur y limitar la rotación excesiva.
  • Ligamento cruzado posterior (LCP): Es más grueso y resistente que el ligamento cruzado anterior. Su función es evitar el desplazamiento hacia atrás de la tibia y colaborar en la estabilidad de la articulación.

Ambos ligamentos forman una estructura en forma de «X» que permite que la rodilla tenga control y equilibrio durante actividades como correr, girar o realizar cambios rápidos de dirección.

Además de los ligamentos cruzado anterior y ligamento cruzado posterior, la rodilla está compuesta por varias estructuras que trabajan de manera coordinada:

Huesos

Los huesos presentes son:

    • Fémur: hueso del muslo.
    • Tibia: hueso principal de la pierna.
    • Rótula: un pequeño hueso que actúa como protector frontal de la articulación.

Ligamentos

Además de los ligamentos cruzados (anterior y posterior), existen dos ligamentos colaterales:

    • Ligamento colateral medial: Aporta estabilidad lateral a la rodilla, evitando que esta se desplace hacia el interior.
    • Ligamento colateral lateral: Evita el desplazamiento hacia el exterior.

Meniscos

Son dos estructuras de cartílago en forma de “C” que se encuentran entre el fémur y la tibia. Funcionan como amortiguadores y distribuyen las cargas durante el movimiento. Las lesiones meniscales suelen ser comunes en combinación con la rotura del ligamento cruzado.

Cartílago articular

Recubre las superficies óseas y permite un movimiento suave y sin fricción dentro de la articulación.

Músculos y tendones

Los principales grupos musculares que rodean la rodilla son el cuádriceps en la parte anterior y los isquiotibiales en la parte posterior. Estos músculos, junto con sus tendones, aportan fuerza y estabilidad a la rodilla.

 

¿Cuál es la importancia de los ligamentos cruzados en la estabilidad?

El ligamento cruzado anterior es crucial para mantener la estabilidad de la rodilla, especialmente en movimientos de giro, saltos y frenadas. Una rotura del ligamento cruzado anterior compromete seriamente esta función, lo que genera:

  • Inestabilidad al caminar o realizar actividades físicas.
  • Dolor constante, especialmente al apoyar la pierna.
  • Dificultad para realizar movimientos que involucren cambios de dirección o cargas de peso.

Sin el control que ofrecen los ligamentos, la rodilla queda vulnerable a nuevas lesiones como desgarros meniscales, desgaste del cartílago y artrosis a largo plazo.

 

Principales causas de la rotura del ligamento cruzado anterior

La rotura del ligamento cruzado anterior es una de las lesiones más frecuentes y, aunque puede ocurrir en cualquier persona, es más común en deportistas y durante la práctica de deportes de impacto o de contacto como fútbol, baloncesto o esquí. Estas actividades implican movimientos rápidos y cambios de dirección que pueden provocar una rotura completa o parcial del ligamento.

Movimientos bruscos

Giros inesperados de la rodilla, sobre todo si el pie está fijo en el suelo.

Caídas o accidentes

Un choque directo contra la rodilla o una caída descontrolada puede causar un desgarro.

Hiperextensión

Extender la rodilla más allá de su límite natural puede dañar el ligamento cruzado.

Rotación excesiva

Un movimiento forzado de rotación de la pierna puede lesionar el ligamento.

La combinación de estas fuerzas también puede ocasionar otras lesiones, como daño en los meniscos, cartílagos y otras estructuras.

 

Diagnóstico del ligamento cruzado roto

Si sospechas una rotura del ligamento cruzado, es fundamental acudir a un médico traumatólogo. El diagnóstico se realiza a través de:

  • Exploración física: El médico evaluará la movilidad de la articulación, la estabilidad y los signos de dolor.
  • Resonancia magnética: Permite visualizar el daño en los ligamentos, meniscos y cartílago.

 

Tratamiento de la rotura del ligamento cruzado

Una vez confirmado el diagnóstico, el tratamiento puede ser conservador o quirúrgico, dependiendo del grado de la lesión y del nivel de actividad del paciente.

Tratamiento conservador:

Tratamiento quirúrgico:

  • Reconstrucción del ligamento mediante una intervención quirúrgica.
  • Posteriormente, se requiere un proceso de rehabilitación para recuperar la movilidad, la fuerza y la estabilidad.

Una lesión del ligamento cruzado no siempre implica una rotura completa, ya que en algunos casos puede tratarse de un esguince, donde solo algunas fibras del ligamento se ven afectadas. Sin embargo, cuando el daño es más severo y compromete la estabilidad de la rodilla, una operación se vuelve necesaria. La intervención en el quirófano permite reconstruir el ligamento, utilizando técnicas modernas y materiales biocompatibles. Tanto en un esguince grave como en una lesión completa del ligamento cruzado, el tratamiento adecuado y una buena rehabilitación son claves para garantizar una recuperación funcional y evitar recaídas a largo plazo.

 

Síntomas de una rotura del ligamento cruzado

Identificar los síntomas de una rotura del ligamento cruzado es clave para actuar a tiempo. Por eso, a continuación te indicamos los más comunes:

  1. Dolor intenso en la rodilla justo en el momento de la lesión.
  2. Hinchazón rápida por acumulación de líquido en la articulación.
  3. Sensación de inestabilidad o que la rodilla «falla».
  4. Chasquido audible en el momento del daño.
  5. Dificultad para realizar movimientos de flexión, extensión o rotación.

 

 

Si presentas estos síntomas, es fundamental acudir a un traumatólogo. Mediante una exploración física y una resonancia magnética, se podrá confirmar el diagnóstico.

¿Se puede andar con el ligamento cruzado roto?

La respuesta corta es sí, pero no siempre es lo recomendable. En casos de rotura parcial, algunos pacientes pueden caminar, aunque con molestias y sin estabilidad total en la rodilla. Si la rotura es completa, caminar podría agravar la lesión y afectar otras estructuras como el menisco o los cartílagos.

Aunque se pueda andar, no significa que no haya que tratar la lesión. De hecho, insistir en movimientos cotidianos sin el tratamiento adecuado puede complicar el cuadro clínico y alargar la recuperación.

 

La rehabilitación: clave en la recuperación de la rotura del ligamento cruzado

La rehabilitación juega un papel fundamental en la recuperación de la rotura del ligamento cruzado, tanto si optas por tratamiento conservador como si te sometes a cirugía. A través de sesiones de fisioterapia, trabajarás en:

 

 

  1. Fortalecimiento muscular: Es esencial para compensar la falta de estabilidad causada por la rotura.
  2. Movilidad: Ejercicios específicos ayudan a recuperar el movimiento completo de la rodilla sin dolor.
  3. Propiocepción: Ejercicios de equilibrio y control para prevenir nuevas lesiones.
  4. Reeducación funcional: Preparación progresiva para retomar actividades cotidianas o deportivas.

La constancia es clave: un programa adecuado de fisioterapia puede durar entre 4 y 9 meses dependiendo de la gravedad de la lesión y de la respuesta del paciente.

 

Factores que influyen en la recuperación

La recuperación de una rotura del ligamento cruzado depende de varios factores:

  • Grado de la lesión: Una rotura parcial suele requerir menos tiempo que una rotura total.
  • Nivel de actividad física del paciente: Los deportistas necesitan un mayor nivel de rehabilitación para recuperar la estabilidad completa.
  • Edad y condición física previa: Un cuerpo fuerte y trabajado responde mejor al tratamiento.
  • Adherencia al tratamiento: Seguir al pie de la letra las indicaciones del fisioterapeuta y del traumatólogo es fundamental.

 

Ejercicios recomendados para la recuperación

  1. Movilidad articular: Ejercicios suaves para evitar la rigidez en la rodilla.
  2. Fortalecimiento muscular: Sentadillas parciales, extensiones de pierna y trabajos con banda elástica.
  3. Ejercicios de equilibrio: Uso de plataformas inestables para recuperar el control de la articulación.

 

 

     4. Trabajo aeróbico: Bicicleta estática sin resistencia para mejorar el flujo sanguíneo sin impacto.

Siempre realiza estos ejercicios bajo la supervisión de un fisioterapeuta para evitar movimientos incorrectos que puedan agravar la lesión.

 

Otros consejos y recomendaciones en la recuperación de la rotura del ligamento cruzado

  • Acude a un médico o traumatólogo ante cualquier sospecha de rotura del ligamento cruzado.
  • Si practicas deportes de contacto, utiliza protectores y sigue rutinas de fortalecimiento muscular para prevenir lesiones.
  • Evita forzar la rodilla si tienes dolor o inestabilidad. Aunque se pueda andar, podrías agravar la lesión.
  • La rehabilitación con un fisioterapeuta es esencial para recuperar la estabilidad y funcionalidad completa de la rodilla.
  • No ignores los síntomas: la inflamación, el dolor persistente y la falta de movimiento son señales de alerta que requieren atención médica.

 

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Sobre el autor: Carmen Bauzá

Farmacéutica especializada en formación y comunicación en Industria Farmacéutica: salud, belleza y autocuidado.
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